Las enfermedades neurológicas son un tema no muy bien entendido ni difundido en los ámbitos internacionales. En un mundo donde el flagelo del cáncer ha atraído la atención febril e indivisible de la ciencia médica, muchas otras condiciones igualmente devastadoras son objeto de interés de grupos minoritarios.
En términos de neurología, esta cuestión es incluso más problemática. La neurología, que estudia el sistema nervioso humano, necesariamente está vinculada al estudio y tratamiento del cerebro, que en sí mismo es un enigma médico que todavía debe ser completamente descifrado y comprendido. Esto, aunado con el hecho de que los fondos destinados a la investigación en tales campos son con frecuencia inadecuados en comparación con el costo humano, hace que las personas que sufren de estas enfermedades no tengan quien las represente o que a veces no reciban ningún tipo de tratamiento.En la economía más poderosa del mundo, Estados Unidos, el costo de los problemas cerebrales y neurológicos totaliza cerca de 500 y 48 mil millones de dólares, una pasmosa suma a la que, sin embargo, no se presta mucha atención en comparación con otros dilemas médicos. En economías mucho más inestables, como las de los países de la ex Unión Soviética, en Europa Oriental, la atención médica con la que cuenta la población en general es completamente inadecuada a la hora de identificar y luego tratar problemas neurológicos. En estas regiones del mundo, este problema continúa. Ejemplo de tal situación es el caso de la familia Lupascu. En Rumania, los dos hijos de la familia sufren de algo que pareciera ser una enfermedad neurológica degenerativa. Ni la niña, Andreea Izabela Lupascu, ni su hermanito menor, Robert Marius Lupascu, pueden pararse o hacer las cosas que haría cualquier pequeño de su edad. A medida que crecen, el estado de los hermanitos pareciera empeorar y los padres no han tenido mucha suerte en lo que se refiere a obtener un diagnóstico decisivo sobre lo que padecen sus hijos; su desesperación los ha conducido a buscar ayuda más allá de las fronteras rumanas.Sin embargo, al no existir un diagnóstico preciso de la extensión de la enfermedad ni de su forma precisa, es comprensible que los progresos sean lentos. Este sitio Web, www.lupascu.net, ha sido creado para difundir el caso de “los dos ángeles tristes" y la búsqueda de sus padres de un tratamiento efectivo. Este esfuerzo ha servido para atraer la atención de muchos al caso de estos niños, poniéndolos en contacto con un campo científico más amplio que en particular resalta el tratamiento con células madre como una cura potencial. En este caso, las células madre neurales, como las que se encuentran en la columna vertebral, pueden duplicarse a sí mismas y producir conjuntamente células especialistas que, en teoría, podrían mitigar con efectividad e incluso reparar la degradación ocasionada por daños cerebrales o problemas como los que afectan a los dos niños Lupascu. En pocas palabras, se espera que las características degenerativas de la enfermedad puedan ser contrarrestadas con un agente regenerativo.Si bien tal método puede indicarnos la dirección correcta, el viaje puede seguir siendo largo y complicado. En esta etapa, aún se ignora si un tratamiento de este tipo podría beneficiar a la familia Lupascu y, por ende, lo más importante es que la gente se entere de su situación y colabore para difundir la voz entre una comunidad médica más extendida. La actual cruzada por encontrar algo que remedie la situación de los niños depende de recibir atención médica de avanzada para acceder a un diagnóstico preciso. Sólo entonces podremos saber con certeza qué nuevos pasos debemos tomar en lo que, confiamos, demostrará ser una mejora real en la vida de los pequeños Lupascu. La caridad no conoce fronteras y, por tal motivo, se espera que muchos respalden los progresos actuales de la familia Lupascu de cualquier forma que se pueda.